LAS BRUMAS DEL AMANECER

La religión de los Tauren está completamente vinculada a La Madre Tierra y representa el ideal de todos los espíritus de la naturaleza y es la responsable de toda la belleza natural del mundo. Kaba, ya desde pequeño escuchaba las historias de boca de su abuelo Gurt. En una fría noche, alrededor de las llamas de una hogera dentro de la tienda del gran jefe Hawkwind, todos los pequeños tauren prestaron atención a la lección magistral del viejo druida en la que explicaba el origen de los tauren.

Los tauren fueron creados por la Madre Tierra. En tiempos muy remotos la Madre Tierra sopló en el mundo creando las brumas de oro. Transformó nubes en los verdes campos siempre fértiles y creó el día y la noche cerrando alternativamente sus ojos derecho e izquierdo. An'she, el Sol y Mu'sha, la Luna. La sombra de sus manos hizo que los tauren, llamados a sí mismos Shu'halo, los Niños de la Tierra, se levantaran del suelo. Éstos juraron seguir a su creadora hasta el final del mundo.

Con estas historias míticas los pequeños tauren adquirían conciencia de su fe y de un respeto inculcado a la naturaleza de la que ellos también forman parte. Nunca matarán a un animal sin necesidad, aprovecharán todo lo posible de él para comer, su piel para abrigarse. Todas sus actuaciones en el arte de cultivar serán respetuosas con la tierra y en el arte de extraer minerales serán cautos y no realizarán explotación comercial de los materiales de la tierra, sino que tomarán prestado a la madre tierra lo que únicamente necesiten.
En definitiva, es lo que en el mundo de los humanos, en la Tierra podríamos comparar con una especie de Hipótesis Gaya, en la que la Tierra tendría un comportamiento asimilable a un ser vivo.

(Extraido de WoWWiki, de la Mitología Tauren).